domingo, 6 de mayo de 2012

Lucía, la luisa.



Entre las sonrisas más bonitas del mundo está la suya. Siempre con ganas de más y con una copa de menos.
Ella no bebe para olvidar ni fuma para perderse por el humo de una calada mal dada, no le hace falta, es fuerte y puede contigo y con 100 como tú. La chica de la que todas las canciones hablan, por la que más de un perro ladra, entre su melena se esconde algún desliz de verano, la chica de los labios rojos que te marca el corazón con la primera palabra que suelta.
La persona que estaba escrito que conocería a los doce años, con la que haría mil locuras por París y tendría más de un secreto en aquella habitación de Cantabria (no penséis mal jejeje), la rubia más explosiva de la metrópoli, la persona más sincera que conozco. 
Historias a medio contar, secretos guardados bajo llave, lágrimas por culpa de descosidos, consejos a cada tropiezo más grande de lo normal y unas risas por cada segundo de vida compartida.
Es de las que dejan huella, de las que tiene más de un comentario inoportuno y un millón de virtudes que te harían perder la razón y volverte loco por cada lunar de su cuerpo.
Más de una vez me he preguntado que sería yo sin ella, que tanto por ciento de mi lleva su nombre, cuantas veces he dado gracias por tenerla en mi vida, porque forme parte de ella, por tenerla cerca y saber que puedo confiar en ella. La vida es lo que pasa mientras esperamos a que ella llegue, y tiempo es lo que le falta para pillar chistes.
Empecé odiándote, tachándote de pija insoportable y me fuiste enamorando poco a poco con tu alegría, tu gracia y tu mala leche. Porque personas como tú hay pocas y yo tengo la suerte de tenerte en mi vida. Lucía gracias por formar parte de mi, gracias por saber estar ahí siempre cuando te he necesitado, gracias por decirme siempre la verdad por dolorosa e incómoda que fuese, gracias por saber cuando parar, gracias por todas las risas en los peores momentos, gracias por secarme las lágrimas cuando era imposible, gracias por apostar por esta amistad, gracias por tu paciencia, gracias por confiar en mi cuando ni yo misma lo hacía, gracias por todo lo vivido y lo que nos queda por vivir, gracias por ser tú y no otra.
Cada día me da más motivos para quererla, cada día se mejor que ella es de lo mejor que me ha podido pasar, cada día tengo más recuerdos de ella y más ganas de asaltar el mundo a su lado.
Desde el día uno de la historia número cero del instituto, hasta mayo y su historia número 1000 juntas.
Porque al conocerla, no pensé que llegaríamos tan lejos, pero seguimos aquí a pie del cañón, preparadas para la siguiente parada.
Porque ella tiene todo un corazón en Benajarafe, y hasta un poco en París y Cantabria. Pero, eso si, un trocito, lo tendrá aquí siempre, conmigo.
Te quiero mucho Lucía, y de aquí al infinito en un salto.





No hay comentarios:

Publicar un comentario