miércoles, 18 de julio de 2012

AGC


El 18 de julio de 1995 mi madre me dejó en casa de mi abuela para ir a ver nacer a una chica un tanto especial. La conocí cuando ella apenas tenía una semana y yo 6 meses. A raíz de ahí todo fue a mejor. No recuerdo el día que se convirtió en indispensable en mi vida, supongo que desde el principo.
Reuniones familiares y de amigos, comuniones, semanas de veranos, quedadas, fiestas, ferias, cines, noches en casa, viajes...tan lejos y tan cerca a la vez.
Cuando he necesitado a alguien siempre era a ella. Por como es. Por como era. Porque la quiero.
Es la única persona que estuvo desde el principio y estará hasta el final, como nuestras madres, porque pase lo que pase yo se que sin ella no podría ser como soy, no podría desahogarme, no podría...directamente no puedo imaginarme mi vida sin ella.
En la mayoría de historias está ella involucrada, lo sabe todo al 200%, todo y más y me ayuda a seguir, sabe siempre como hacerme reir, sabe mis puntos debiles, sabe cuando la necesito y cuando la estoy trolleando porque ella es así, la mejor, más que una hermana, mi mitad.
Nos esperan millones de historias que acabar guardando en nuestra memoria y fotos decorando habitaciones.
Felicidades Ana, no es el texto más largo ni el más bonito del mundo, pero en pocos habrá tanto cariño como en este al escribirlo.
Te quiere una barbaridad, María Martínez Hijano. Tu jirafa.

















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